El nitrógeno es a menudo un factor limitante del rendimiento en los cultivos herbáceos orgánicos. Por lo tanto, es importante aplicar de manera eficiente las fuentes de nitrógeno disponibles, como el estiércol de ganado, en función de las necesidades específicas del cultivo.
Solución
El uso óptimo del nitrógeno procedente del estiércol del ganado requiere conocimientos sobre la demanda de nitrógeno específica de cada cultivo, la optimización del rendimiento y la respuesta de los cultivos a diferentes cantidades de nitrógeno amónico.
Descripción
La aplicación optimizada de nitrógeno procedente del estiércol del ganado reducirá las pérdidas de nitrógeno y dará como resultado mayores rendimientos.
Recomendación práctica
La aplicación de nitrógeno procedente del estiércol del ganado a los cultivos de invierno y primavera tiene diferentes efectos sobre el rendimiento de los cultivos dependiendo del precultivo y la cantidad de N-amonio proporcionada.
Los resultados anteriores muestran que la disponibilidad de nitrógeno del estiércol del ganado es limitada. En base a los resultados se pueden hacer las siguientes recomendaciones:
• Si el precultivo no fija nitrógeno, aplique de 20 a 60 kg de N amónico procedente del estiércol de ganado antes de la siembra de los cultivos.
• La aplicación de estiércol de ganado a un cultivo de primavera después del trébol fijador de nitrógeno no es eficaz en el rendimiento y puede conllevar el riesgo de pérdidas de nitrógeno.
• Si el acceso al estiércol del ganado es difícil, elija cereales que sean competitivos contra las malas hierbas. La avena de primavera y el centeno de invierno son las mejores opciones para los cultivos de primavera e invierno, respectivamente.
• Cuando el nitrógeno es un recurso limitado, el potencial de rendimiento es mayor en los cultivos de invierno que en los de primavera. Si las malezas son abundantes y difíciles de controlar en un cultivo de invierno mal fertilizado, los cultivos de primavera podrían ser la mejor opción.
• Trate de no comprometer el suministro de nitrógeno de ciertas semillas de pasto, es decir, raigrás, que necesitan al menos de 100 a 110 kg de N-amonio por ha para un crecimiento óptimo.
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