La labranza reducida puede contribuir significativamente a la calidad y fertilidad del suelo.
Al evitar un aflojamiento profundo e intenso del suelo, se conserva mejor la estructura y la biología del suelo y se ralentiza la descomposición del humus. Además, se mejora la capacidad de carga, la sensibilidad a la erosión y la retención de agua del suelo.
Sin embargo, evitar el uso de un arado conlleva ciertos desafíos, especialmente en la agricultura orgánica. Por ejemplo, la presión de las malas hierbas puede aumentar o el suministro de nutrientes puede volverse insuficiente.
Este folleto muestra los beneficios y desafíos de la labranza reducida. Presenta varios métodos, ejemplos de aplicación y máquinas adecuadas para un tratamiento sostenible del suelo en agricultura ecológica.
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