Las leguminosas de grano proporcionan una nutrición sana y valiosa, pero también una producción alimentaria sostenible. En las granjas ecológicas con bajo número de cabezas de ganado, las legumbres son una parte integral de la rotación de cultivos, y en las granjas con ganado, las legumbres de grano actúan como un alimento proteínico vital.

Las leguminosas fijan el nitrógeno del aire formando una simbiosis con las bacterias nodulares. Este nitrógeno está disponible para la propia legumbre así como para los cultivos posteriores. El cultivo de leguminosas tiene un efecto positivo en la salud y la fertilidad del suelo, gracias al enraizamiento intensivo del suelo y a la capacidad de las legumbres de hacer disponibles compuestos de fósforo en el suelo. Son particularmente buenas para romper la acumulación de enfermedades y malezas que afectan a otros tipos de cultivos.

Europa es deficiente en proteína vegetal, especialmente para la alimentación del ganado. Como resultado, la UE importa muchas de estas fuentes de proteínas, como la soja importada, que a menudo se asocian con la deforestación y otros problemas ambientales y sociales. La preocupación sobre esto está estimulando un aumento de la demanda y de la reglamentación de las legumbres de grano producidas orgánicamente a nivel local, tanto para el consumo animal como para el humano.

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